Podría morir en la banqueta
fuera de un hospital atiborrado
donde el personal médico llora en secreto
dentro de los armarios de la limpieza.
Que mi corazón pronto se rinda.
Por favor, cuida de la perra:
lo demás no importa.
El gozo y el dolor del mundo
han sido como un rodillo contra mi cuerpo.
Si te hablan de las normas de higiene,
te impiden visitarme, tocarme, velarme
enterrarme
respira tranquilo.
Bien puede mi cuerpo descansar
sobre una plancha o en el suelo,
dentro o fuera de una bolsa.
No hay indignidad.
Toma la trama de la muerte
entretejida
con los hilos de la vida.
[Publicado por primera vez en La Jornada Semanal, 14 de marzo de 2021.]
