
Uno de los momentos de mayor alivio que he vivido durante esta pandemia ocurrió la semana pasada. Una amiga muy querida y yo hicimos una cita para ver, al mismo tiempo, cada quien en su casa, la peor película de terror que existe hoy en la plataforma de streaming más famosa. ¿Cómo es que sabíamos cuál de todas era la peor? Porque hace años, cuando se estrenó, fuimos víctimas de la publicidad y terminamos pagando buen dinero para verla en el cine.
La cita que mi amiga y yo hicimos implicó bloquear un vasto espacio en nuestras respectivas agendas y consagrarlo puramente a la diversión. Ese sólo acto fue, en sí mismo, un alivio. Jamás hay que menospreciar los efectos benéficos que puede tener planear el placer.
La idea de ver una película juntas, cada quien en su casa, no fue mía. Me la dieron algunos de mis consultantes, hombres y mujeres, más jóvenes que yo. Me pareció una estrategia genial para resistir el aislamiento y la desconexión que nos ha traído la pandemia, utilizando la tecnología y el arte (en nuestro caso, el arte fallido, que para nuestros fines funcionó de maravilla).
Mi amiga y yo aderezamos la experiencia con nuestras respectivas bebidas y botanas favoritas. Sincronizamos el streaming con precisión y, al tiempo que veíamos la película, sostuvimos comunicación constante por teléfono. Elegimos la peor película de terror que conocemos, porque sabíamos que íbamos a reír a carcajadas con el humor involuntario que derrama la cinta, casi a cada minuto. Y así fue. Reímos tanto, que a las dos nos dolió a panza.
Es bien sabido que la risa hace que nuestro cuerpo produzca y libere endorfinas. La palabra endorfina viene de “endógeno”, que proviene del cuerpo, y “morfina” que, como sabemos, es un opioide que calma el dolor. Podríamos decir que las endorfinas son la morfina que produce nuestro cuerpo en forma natural para aliviar el dolor y el estrés. Cuando la risa es profunda y se sienten las carcajadas en la panza, liberamos un tipo específico de endorfinas llamadas beta. Estas sustancias tienen la maravillosa función de proteger nuestro corazón. La risa reduce la rigidez y el envejecimiento de los vasos sanguíneos, incluyendo los del cerebro, y se ha comprobado que el riesgo de infarto es menor entre las personas que ríen con regularidad, comparado con quienes no lo hacen.
A nadie escapa la paradoja mayúscula en la que nos encontramos, como humanidad, en estos momentos. A más de nueve meses de que se detectara el primer caso de COVID-19 en la ciudad Wuhan, seguimos atravesando una de las crisis sanitarias más severas de la historia. Y el final no se ve cerca. Sabemos que las consecuencias de todo esto durarán generaciones… ¿Y así hemos de reír?
Según estudios recientes, el estrés crónico, precisamente como el que hemos experimentado desde el comienzo de la pandemia, es la causa de un tercio de los infartos y eventos cerebrovasculares que ocurren, tanto en hombres como en mujeres.
Es importante, pues, hoy más que nunca, cuidar nuestros corazones y nuestros cerebros, bañándolos frecuentemente con las endorfinas que los protegen y que pueden ayudarnos a reducir el estrés, manejar la ansiedad y la depresión.
A continuación comparto con ustedes una lista de actividades que, según se ha comprobado científicamente, elevan nuestros niveles de endorfinas.
- Reír.
- Hacer ejercicio.
- Practicar yoga o tai-chi.
- Meditar.
- Dar o ayudar a otras personas.
- Comer chocolate (al menos 70% de cacao).
- Comer comida picante.
- Dar y recibir abrazos de otras personas.
- Acariciar a nuestros animales de compañía.
- Escuchar música alegre, preferentemente sin letra.
- Bailar.
- Cantar.
- Tener relaciones sexuales.
- Masturbarse.
¡Toda una gama de opciones! ¿Cuáles practicarás el día de hoy? Elige aquellas que puedas llevar a cabo sin hacerte daño alguno y sintiéndote segura-o. Cuando nuestra búsqueda de placer amenaza nuestra salud o nuestra integridad física o emocional, nuestro sistema nervioso recibe señales contradictorias que no permiten la liberación plena de endorfinas, o bien reducen su efectividad. En una palabra, elige las opciones a las que puedas entregarte libre y confiadamente. Planea tu tiempo de hacer ejercicio, lo mismo que de comer chocolate o tener relaciones sexuales. Disfruta la planeación. Anticipar el placer es parte del placer y también nos hace producir y liberar endorfinas.
Si alguna vez pensamos que la pandemia iba a ser una prueba de velocidad, ahora sabemos que es así. Esta pandemia se parece más a un maratón. Cuidarnos y cuidar a otras personas, momento a momento, lo mejor que podamos, es la única manera de vivir amorosamente esta carrera.